sábado, 6 de septiembre de 2008

No despertéis a los muertos


Este mundo lleno de pasiones y sentimientos a veces nos lleva a pensar y hacer cosas locas de las cuales después nos arrepentimos cuando pensamos que hudiera sido mejor no mirar atrás y no despertar viejas y exquisitas pasiones que han estado enterradas durante tanto tiempo, pasiones que al retornar son lúgubres y causan dolor , sufrimiento, adicción y hasta pueden causar la muerte.
Se atribuye a Johann Ludwig Tieck, haber escrito este excelente cuento vampiresco. "No despertéis a los muertos", refleja la pasión desenfrenada de Walter quien se enamora perdidamente de su esposa Brunhilda y sufre su muerte incluso cuando ya esta casado por segunda vez con Swanhilda con quien ha tenido sus primeros hijos; este decide revivir a Brunhilda con la ayuda de un anciano hechicero y llevarla de nuevo a la mansión donde vive con Swanhilda, quien es sacada a la fuerza sin sus hijos. Para Walter todo parece normal y esta más enamorado que nunca de Brunhilda, pero no se da cuenta que ella con su suave arrullo engaña a doncellas y niños a los cuales absorbe toda la sangre hasta secarlos, lo mismo hace con él, a quien dopa con su aliento y somete a las mas exquisitas artes del amor. Pero Walter despierta, aunque con dificultad, del embrujo de esta hermosa vampira, despues de que esta asesina a sus hijos ( los hijos de Swanhilda)y cuando este se da cuenta de que su hermosa mujer absorbe sangre de su pecho. Walter sumido en el terror debe esperar ahora hasta el próximo novilunio para asesinar a Brunhilda con una daga especial que le da el anciano hechicero, pero debía asegurar que no volvería a pensar jamás en ella, de lo contrario su recuerdo la reviviría y causaría mas muerte y desolación. Es complejo para Walter despojarse de todos esos recuerdos pero logra quitar la vida a Brunhilda y la maldice una y otra vez regresándola a su tumba. Pero la historia no termina ahí, camino a la mansión, éste se encuentra con una dama vestida de negro muy bella quien le solicita hospedaje por una noche,pero el hospedaje se convierte en semanas hasta que Walter logra desposarla. En la noche de bodas, ya en la cama nupcial, la mujer se convierte en una gran serpiente y estrangula Walter, seguido de una voz de ultratumba que advierte !No desperteis a los muertos!.

Bello cuento, bella enseñanza, bello tema, bello fragmento a continuación:

Una noche, estando tendido en la yerba, entregado a su habitual tristeza, entró en este campo de la muerte un brujo de las montañas vecinas a recoger, para sus hechizos misteriosos, ciertas yerbas que sólo se crían en la tierra donde descansan los muertos, y que, como última producción de la mortalidad, están dotadas de poderoso y sobrenatural influjo. Vio el brujo al doliente, y se acercó a donde yacía.
—¿Por qué lloras así, infeliz devoto, lo que ya no es sino horrendo despojo de mortalidad: meros huesos, y nervios, y venas? Naciones enteras han caído sin que se alzara un lamento por ellas; incluso mundos, mucho antes de ser creado este globo nuestro, se han desmoronado sin que nadie los llorase; ¿a qué abandonarte, entonces, a esa vana aflicción por una criatura nacida del polvo, por un ser tan frágil como tú mismo como tú, criatura de un momento?
Walter se incorporó:
—Que se lloren los unos a los otros, a medida que perecen, esos mundos que brillan en el firmamento —replicó—. Es cierto que, siendo de barro, lloro a mi compañera de barro; sin embargo, éste es un barro impregnado de un fuego, de una esencia, que ninguno de los elementos dé la creación posee: el amor. Y esa pasión divina es la que sentía yo por la que ahora duerme bajo esta yerba.
—¿La van a despertar tus lamentos? Y si pudieran despertarla, ¿no te reprocharía ella haber turbado ese reposo en el que ahora duerme serena?
—¡Atrás, ser insensible y frío; tú no sabes lo que es el amor! ¡Ah! ¡Ojalá mis lágrimas pudieran barrer la colcha de tierra que la oculta de estos ojos, ojalá mi gemido de aflicción pudiera despertarla de su sueño mortal! No, no volvería ella a buscar su lecho de tierra.
—Insensato, ¿acaso crees que podrías mirar sin estremecerte a un ser vomitado por las fauces de la tumba? ¿Y acaso eres tú, también, el mismo que ella dejó? ¿Ha pasado el tiempo sobre tu frente sin dejar huella ninguna? ¿No se convertiría tu amor en odio y repugnancia?
—Di que antes dejarían las estrellas ese firmamento, o se negaría el sol a derramar sus rayos desde el cielo. ¡Ah, ojalá estuviese ella otra vez junto a mí! ¡Ojalá volviera a descansar sobre este pecho! ¡Qué pronto olvidaríamos entonces que la muerte o el tiempo se interpusieron una vez entre nosotros!
—¡Delirios! ¡Meros delirios del cerebro, de la sangre fogosa, como los que emanan de los vapores del vino! No es mi deseo tentarte, devolverte a tu muerta; de lo contrario, no tardarías en comprobar la verdad de lo que te digo.
—¡Cómo! ¿Has dicho devolvérmela? —exclamó Walter, arrojándose a los pies del brujo—. ¡Ah! Si verdaderamente eres capaz de hacer eso, sé sensible a mi más ferviente súplica; si vibra en tu pecho un solo latido de humano sentimiento, deja que mis lágrimas te ablanden: devuélveme a mi amada. Más tarde bendecirás esa acción, y comprobarás que fue una buena obra.
—¡Una buena obra! ¡Bendecir esa acción! —replicó el brujo con una sonrisa de desprecio—; para mí no existen el bien ni el mal, puesto que siempre quiero lo mismo. Sólo tú conoces el mal, cuando quieres lo que no querrías. En mi poder está efectivamente el devolvértela: pero piensa bien si te conviene. Considera, además, qué profundo abismo se abre entre la vida y la muerte; mi poder puede tender un puente entre la una y la otra, pero no cegar ese vacío espantoso.

Johann Ludwig Tieck

1 comentario:

Anónimo dijo...

hola tú. soy un lector devoto de Tieck. Por otro lado, solo una vez he leído este cuento, por accidente, cuando leía "vampirismo" de Hoffman; ahí está me regalaste este fragmento. Estudio Literatura si puedo ayudarte en algo, o tú ami, bienvenido sea.

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